Como es notorio y demostrable con solo pasear por Alicante, la ciudad no está limpia.
Cierto es que la percepción de la limpieza es algo relativamente subjetivo pues la mirada de una persona que vive en Oviedo, la ciudad más limpia de España, no es la misma que la de una persona que resida en Jaén, la ciudad más sucia según el informe OCU. Aquí conviene recordar que Alicante se sitúa inmediatamente después de Jaén, ostentando el vergonzoso segundo puesto de la ciudad más sucia del país).
Las constantes quejas vecinales; las instancias enviadas; los mensajes a la UTE; las fotos publicadas diariamente en las redes sociales no han hecho mella en un Ayuntamiento sordo y mirando hacia otro lado frente al gravísimo problema de limpieza y gestión de los residuos que tenemos en Alicante. Al contrario, los máximos responsables: el alcalde, Luis Barcala, y el responsable de área, Manuel Villar, junto con la UTE se han volcado no en solucionar el problema sino en implementar campañas publicitarias: en negar la mayor (Encuesta OSUR, triunfalistas declaraciones de la UTE), para convencer a la ciudadanía de que lo negro es blanco. Y nunca mejor dicho, porque las calles de Alicante están literalmente negras.
Por ello la CAL consideró importante realizar una encuesta, de la que aquí os presentamos el informe junto con una presentación para ver de forma gráfica y resumida todos los datos que se desprenden de la encuesta[1]; un sondeo que abarcara todos los barrios de Alicante y que llegara a más del doble de las personas encuestadas por OSUR para comprobar si, efectivamente, la percepción ciudadana es de una ciudad limpia como machaconamente insiste el gobierno de Luis Barcala.
- Documento de la encuesta realizada (archivo PDF)
- Informe de resultados de encuesta
- Presentación final de la encuesta realizada
- Entrevista en Cadena Ser (13 de febrero de 2023)
[1] Para los especializados en Estadística aclaramos que algunos porcentajes no están cuadrados con siete decimales, lo que hubiera sido necesario para que los porcentajes tuvieran una precisión matemática. Nos hemos conformado con utilizar dos o, en algunos casos, tres decimales.